domingo, 20 de marzo de 2011

Control colectivo de los mercados financieros

Antonio Fuertes Esteban. ATTAC ACORDEM

A este enemigo ni agua!

Acabo de hacer una pequeña exposición tratando de adaptarme al título que encabeza este artículo en las muy interesantes Jornadas de Inflexión en Barcelona. Como adherente de ATTAC me ha sorprendido el título que la organización del evento ha puesto a esta comunicación, ya que donde se habla de control colectivo, ATTAC siempre ha hablado de control democrático. Está claro que en tiempos del elitismo representativo y de que nos engañen llamando interés general a los intereses de una oligarquía financiera, la misma palabra democracia causa recelo. Pero no nos engañemos, la democracia republicana que ATTAC proclama no ha de ser otra cosa que control colectivo.

Es el Liberalismo el que ha prostituido la palabra democracia al acabar con el control colectivo y la participación directa de los representados y ha montado este sainete burlesco, este cascarón vacío en que han convertido a la democracia. Lo contrario a control colectivo es descontrol colectivo y ya sabemos que a rio revuelto ganancia de pescadores.

Hace ya 4 décadas que el pacto social de post-guerra dejó de subministrar altas tasas de ganancia al capital basándose en el pleno empleo, crecimiento sostenido y en el llamado Estado de Bienestar. Desde entonces las oligarquías financieras, despojadas de su máscara solidaria, vienen presionando de nuevo a los poderes políticos con sus reglas y demostrando quien de verdad manda aquí. El proyecto del dinero decidió cambiar su dirección, su estrategia. Las 2 crisis de los setenta fueron el punto de inflexión en esta nueva empresa y las condiciones objetivas a nivel social eran propicias, la movilización social propia del descontento y la necesidad ya no era apremiante, por lo que los oligarcas no esperaban revueltas obreras de consideración.

Richard Nixon abolió en 1971 en EE.UU la paridad dólar-oro, creando inestabilidad en las divisas. Desde entonces decimos en ATTAC, se crearon las bases de la globalización financiera al abrirse amplio campo a la especulación. La acción posterior de los gobiernos neo-conservadores en EE.UU y G.B y el triunfo de la desregulación y liberalización de los mercados de las finanzas en los 80 al abolirse barreras aduaneras y desregular los mercados de capital y de cambio hizo el resto. Desde entonces los capitales pudieron recorrer el Mundo invirtiendo en productos financieros y pasar de unos a otros con facilidad. El predominio de la economía productiva de post-guerra dio paso al de una economía especulativa.

Desde 1989, el llamado Consenso neoliberal de Washington ha venido siendo la norma que ha configurado el llamado pensamiento único alrededor del Mundo. Las políticas monetaristas, la liberalización y desregulación de las economías y del mercado laboral y el asalto del mercado al Estado protector han vuelto a disparar las tasas de ganancia, ganancias que se han destinado a la especulación en todos los frentes, en un proceso que ha significado un salto cualitativo dentro del propio sistema capitalista. El capitalismo financiero, que es el dominante en el neoliberalismo o fundamentalismo de mercado actual, basa su poder en las llamadas políticas de competencia libre y no falseada, sometiendo a los gobiernos a procesos de ajuste y recortes sociales y creando un marco que posibilita el chantaje continuo a los poderes políticos constituidos. En este marco de competencia el capitalismo anglosajón y los poderes financieros han establecido durante décadas su dominio global.

Este dominio de las instituciones financieras sobre la soberanía popular ha sido además posible gracias a que los mismos gobiernos han creado marcos legislativos que les han auto-incapacitado para tomar decisiones y el tratado de Lisboa es un claro ejemplo de ello en la UE, ha dejado a la ciudadanía indefensa y víctima propicia del capital financiero internacional y los bancos.

Dentro de los procesos capitalistas de desposesión, a los procesos ya clásicos de expropiación, explotación de la mano de obra y usura, se ha unido ahora el exceso y avaricia de la especulación más descarnada sobre todo tipo de activos y bienes. Los gobiernos han creado las bases para ello legislando para que los capitales puedan circular, ocultarse e invertir globalmente buscando en sus movimientos, no valor social, sino la máxima ganancia.

Políticas como el principio de competencia libre y no falseada de la UE. De desregulación de las finanzas y de sus instituciones y libertad absoluta de los movimientos de capital en la UE y con terceros países, y por lo tanto también paraísos fiscales. De independencia de los bancos centrales del poder político. De conversión acelerada de la banca comercial en banca de inversión y aniquilación total de la banca pública son, entre otras, el mar de fondo al que hay que añadir dos armas políticas de destrucción masiva que los estados consienten y al servicio de las oligarquías financieras y multinacionales. Estas armas son la opacidad del sistema financiero y la competencia fiscal a la baja y el dumping fiscal basados fundamentalmente en la existencia de los llamados Paraísos Fiscales, que son centros financieros para no residentes, fuera de todo control financiero, fiscal y judicial debido a su secreto bancario.

ATTAC, como movimiento de ciudadanas y ciudadanos tiene en la educación popular orientada a la acción su quehacer para que podamos reapropiarnos de nuestras vidas y orientar nuestro destino. Pero hoy para conseguir este propósito, empoderarnos de nuestras vidas, tenemos que formar frentes amplios que planten cara a las finanzas. Unas finanzas que han convertido la economía mundial en un juego de casino donde la Banca siempre gana. Donde los capitales invierten en productos financieros sofisticados buscando el máximo beneficio y causan con ello continuas crisis y trastornos económicos, sociales y ambientales. El poder financiero es en este momento el enemigo de la ciudadanía, su dictadura sobre la sociedad nos obliga a unirnos y combatirlo.

Las cifras de la economía han de contrastarse con las cifras de la sociedad y del medio ambiente y veremos como la lista de damnificados supera ampliamente a la de beneficiarios de este sistema sometido al control exclusivo de los poseedores del dinero. No puede ser que en este momento el monto de la economía virtual especulativa multiplique por 60 el de lo practicado en la economía real productiva; que la evasión, blanqueo de dinero y el fraude fiscal, la criminalidad organizada y los beneficios de las multinacionales se refugien en los paraísos fiscales, y ello a costa de la humanidad y el planeta.

Como alternativas inmediatas ATTAC propone, entre otras cosas y para poder avanzar hacia una democracia real, promover legislación que haga posible la transparencia financiera, regular y controlar los movimientos de capital, fomentar la banca pública, promover una fiscalidad armonizada, justa y redistributiva, crear impuestos internacionales para disuadir la acción de los especuladores y acabar con los paraísos fiscales. Creemos que lograr la hegemonía social y cultural para combatir los mercados financieros es una necesidad inmediata e ineludible, para ello hemos de construir un amplio frente contra su dominio, el dominio del capital en nuestros días.

Esto ha de hacernos reflexionar, la ciudadanía y las fuerzas sociales y políticas que la representan han de comprender que todo proceso que beneficia al capital financiero debe de ser cuestionado si queremos cambiar el rumbo de la historia reciente en nuestro beneficio. No puede ser que sigamos teniendo globalmente dependencias institucionales de los bancos a través de procesos como la actual financiación de los partidos, no puede ser que los sindicatos gestionen fondos de pensiones de capitalización con entidades bancarias y que esos procesos no pasen factura, precisamente cuando están en cuestión las pensiones públicas hay que combatir la posibilidad de que se abran más espacios al negocio bancario de las pensiones privadas. No puede ser que los ciudadanos y ciudadanas confiemos nuestras nóminas y ahorros a quienes especulan con nuestro dinero, hay otras opciones como la Banca ética y hemos de clamar por una banca pública con control social. Sigamos estas pistas para salir del bosque a campo abierto. A un enemigo tan claro ni agua.

domingo, 6 de marzo de 2011

Solo la gente corriente paga impuestos



Antonio Fuertes Esteban

Attac Acordem

El 27 de marzo de 2003 Tax Justice Network realizaba una solemne declaración en la que enfatizaba “solo la gente corriente paga impuestos” se dejaba constancia de que “Las grandes corporaciones y los individuos acaudalados eluden cada vez más su obligación de contribuir a la sociedad a través de los impuestos. Con la ayuda de los gobiernos, se está trasladando aún más la carga fiscal hacia los ciudadanos corrientes y a los pequeños negocios” y se decía: “las privatizaciones y los recortes del gasto social se presentan como las únicas soluciones. Por el contrario, nosotros abogamos por una justicia fiscal que restablezca la capacidad para someter a tributación a los acaudalados beneficiarios de la globalización” y seguía: “Los fondos opacos depositados en paraísos fiscales, fuera del alcance de la fiscalidad efectiva, se estima que equivalen a un tercio del total de los activos globales”, esta apreciación coincide con la del FMI que cifra en 18 billones de dólares la suma total de activos y deudas en paraísos fiscales. En 2005, TJN cifraba en 11’5 billones de dólares procedentes de grandes fortunas en paraísos fiscales, lo cual significaba una pérdida de 255.000 millones de dólares anuales de pérdida impositiva para los estados.

La crisis financiera y económica global que emerge en 2007, aparte de haber supuesto grandes males y atropellos a la ciudadanía globalmente, ha desvelado la perversión social de las políticas económicas del capitalismo neoliberal, basadas en la desregulación y liberalización del comercio y las finanzas. La liberalización absoluta de los mercados de capital ha permitido que las autoridades supervisoras a nivel mundial, más en concreto los Bancos Centrales, arguyan como pretexto a no haberse dado cuenta de lo que se avecinaba, el desarrollo de una banca en la sombra que no fue detectado y escapó a su control. El motivo es que se fundamentaba en los paraísos fiscales, territorios en que su legislación basada en el secreto bancario y otros instrumentos jurídicos como los fideicomisos o trust, fundaciones, etc…, les proporcionaba una opacidad decisiva ante cualquier intento de supervisión o control judicial internacional.

Es el caso de los hedge founds o fondos de alto riesgo y los llamados instrumentos estructurados (ABS, SIV…) que se asientan en estos territorios. En concreto este secretismo sirvió para que las entidades financieras establecieran en estos paraísos fiscales sociedades llamadas vehículos o conduits que negociaban activos que quedaban fuera de la contabilidad oficial de los bancos emitiendo títulos con el aval del banco matriz. Las mismas entidades e instrumentos que constituyen la banca en la sombra se encargan de diseminar los riesgos derivados del endeudamiento excesivo por todo el sistema financiero internacional, lo cual es fácil debido a la carencia de fronteras y de supervisión para estos fondos. Con el crash de 2008 el valor de estos títulos se vino abajo. Desde entonces las diversas haciendas públicas vienen cubriendo las pérdidas publicadas por los grandes bancos, datos publicados que en muchos casos recogían cifras que demostraban que se estaba liquidando en los balances de estos bancos lo que antes había estado oculto.

Mediante la banca en la sombra y mediante el llamado arbitraje legislativo, se ha utilizado el itinerario de los paraísos fiscales para todo tipo de transacciones y ello con el objetivo de obtener el mayor beneficio fiscal y la mayor opacidad. En lo referente al comercio internacional se estima que alrededor del 60% de las transacciones tienen lugar entre las matrices de las multinacionales y sus filiales, situadas unas u otras en paraísos fiscales, esto es debido a que las grandes empresas se sirven de estrategias diversas para desviar sus beneficios allí donde puedan evitar el pago de impuestos.

En el “Proyecto contra la competencia fiscal perjudicial” de la OCDE en 1998, con el que se pretendía suprimir los paraísos fiscales antes de 2005, se les describía como aquellos centros financieros extraterritoriales u offshore con baja o nula tributación, secreto bancario y carencia de intercambio efectivo de información con los demás países y no exigencia de actividad económica local de una sociedad o particular para disfrutar de exenciones fiscales.

La nueva arquitectura financiera internacional diseñada por la OCDE a instancias del G-20 hace énfasis después de la crisis y de la reunión del G-20 en Londres en un nuevo estándar fiscal internacional, por el que desaparecen de la lista de paraísos fiscales de la OCDE de 2000 la mayoría de los territorios considerados como tales, quedando en la revisión del 27 de octubre de 2010, 6 pequeños territorios (Liberia, Montserrat, Nauru, Niue, Panamá y Vanuatu) que hasta la fecha no han suscrito los 12 acuerdos bilaterales de intercambio de información fiscal con otros territorios requeridos para dejar de serlo. Si bien el modelo de intercambio establecido obliga a respetar la legislación interna sobre secreto bancario de los países y territorios que suscriben esos acuerdos. Dándose además la circunstancia que los 30 países que han desaparecido de la lista de 2000 lo han hecho firmando acuerdos bilaterales entre ellos mismos y con otros territorios sin relevancia financiera alguna. Este nuevo estándar pretende, en última instancia, acabar con la denominación paraíso fiscal como categoría oficial y en todo caso vaciarles de contenido y proporcionarles un aura de respetabilidad oficial y mediática del que carecen, ya que su funcionamiento efectivo sigue siendo el mismo dadas su opacidad y las facilidades para la domiciliación de sociedades y entidades instrumentales sin requisitos serios de identificación del titular del dinero. La agenda actual de los países del G-20 tiene como objetivo el que todos territorios paraísos fiscales dejen de serlo oficialmente al firmar los 12 tratados.

El actual periodo de crisis, con recortes y pérdida de derechos sociales, exige en democracia hacer especial énfasis en implementar sistemas y estrategias para disponer de información de la máxima transparencia que genere confianza a la ciudadanía y agentes económicos. Sin embargo, en nuestro país, el Informe 2009 y avance del 2010 del ORSC (Observatorio de Responsabilidad Social corporativa) concluye que 28 empresas en España del IBEX 35, o sea el 80%, poseen presencia directa y un total de 272 filiales con actividades no operativas en paraísos fiscales. De los datos disponibles se deduce que la inversión de las empresas del Ibex 35 en 2010 en paraísos fiscales ha sido más del doble que en 2009. Mientras la recaudación por el impuesto de sociedades se desplomó un 55% entre el 2007 y el 2009, las ganancias de las grandes empresas solo descendía el 14%. Además se da el caso de que, dado que el Banco de España ha descatalogado como paraísos fiscales a diversos territorios solo por el hecho de haber firmado 12 acuerdos bilaterales de información, diversas empresas del IBEX 35 han anunciado que ya no informarán de los negocios que tienen en estos territorios, que siguen manteniendo el secretismo y la opacidad, todo ello con la probabilidad de que los activos y ganancias a través de dichos territorios no consten en sus balances anuales. Dicho informe indica también que las filiales bancarias en paraísos fiscales facilitan continuamente el que otras empresas y particulares practiquen la elusión de sus servicios.

Es patente que los centros offshore extraterritoriales, todos ellos paraísos fiscales de facto, constituyen una poderosa herramienta de los poderes financieros globales en aras del dominio absoluto de la economía, lo cual socava continuamente el poder político de los gobiernos y la democracia. Este poder financiero se asienta en dos armas de destrucción financiera y fiscal masivas, la opacidad que impide el control de la evasión, fraude y delincuencia fiscal y la competencia y dumping fiscal que estos centros offshore promueven globalmente con su existencia, al tener que competir los estados entre sí con ofertas de rebajas y exenciones impositivas para atraer los capitales. La mera existencia de estos territorios con sus características, asociadas a la libertad de movimientos de capitales, hace imposible cualquier intento de promover una justicia fiscal y económica a nivel de los estados e internacional. Estos estados están sometidos a la dictadura de los mercados financieros con la inestimable colaboración de los paraísos fiscales. Si los estados quieren dotarse de sistemas fiscales justos y redistributivos necesariamente han de combatir la existencia de la banca en la sombra y de los paraísos fiscales, si no lo hacen cualquier intento conducirá al fracaso.

En un sistema de derecho que proclama la igualdad ante la ley es inadmisible que los capitales móviles (grandes fortunas, activos financieros, multinacionales, dinero procedente del crimen organizado y del terrorismo) puedan eludir impuestos fraudulentamente, beneficiándose de la opacidad y ventajas fiscales, mientras que los ciudadanos de a pie, sin capacidad para mover sus capitales y sometidos por lo general a la fiscalidad del trabajo y del consumo, son los que han de cargar con mayores costos fiscales. El que en nuestro país el 78% de los ingresos fiscales provenga de las rentas del trabajo y solo un 22% de las del capital debería de constituir algo más que una cifra estadística molesta y enojosa, los destrozos sociales ocasionados por esta crisis y este sistema impositivo están llegando a un nivel de indignación ciudadana próxima a la revuelta y los ciudadanos y ciudadanas están comprendiendo que sin que el Estado disponga de ingresos fiscales cualquier política social es simplemente imposible. Por ello la lucha por la justicia fiscal y la abolición de los paraísos fiscales debe en estos momentos movilizarnos a todos.

Barcelona, 5 de marzo de 2011