sábado, 22 de enero de 2011

Los Estados han de tener el control de la sala de máquinas


ANTONIO FUERTES ESTEBAN

ENTREVISTA GEA . Por Nacho Carretero, miembro de GEA PHOTOWORDS

Antonio Fuertes Esteban es presidente de ATTAC ACORDEM, un proyecto cuyo objetivo es combatir el capitalismo financiero especulativo que, en opinión de esta organización, ha sido el causante de las profundas crisis económicas y sociales vividas en los últimos 25 años.

¿Qué es ATTAC y por qué existe? ¿Qué motivaciones os llevaron a conformar esta asociación?


ATTAC es básicamente un proyecto de ciudadanía mundial, está en más de 50 países alrededor del mundo, en los diversos continentes. Surge en el año 1998 en Francia como respuesta a un artículo de Ignacio Ramonet (Desarmar los mercados 1997) en la revista “Le monde diplomatique” y su proyecto pretende combatir el capitalismo financiero especulativo que ha sido causante en los últimos 25 años de profundas crisis económicas y sociales. Se proclama como una Asociación de educación popular orientada a la acción y por el control democrático de los mercados financieros y de sus instituciones. En última instancia pretende la soberanía popular, devolver el poder a los ciudadanos que son desposeídos por los mercados.
La ciudadanía no suele profundizar demasiado en cómo funciona el sistema económico, simplemente lo aceptan. ¿Cómo se puede explicar el sistema económico de hoy en día con la máxima sencillez (que no simplicidad) posible?
Yo diría que el sistema económico no es algo que eclosionó hace poco, ni siquiera con el capitalismo, el sistema económico es producto de la evolución humana, una evolución plagada de tiranías, injusticias y desigualdades, pero ya Quevedo decía aquello de “poderoso caballero es don dinero” y desde entonces no ha dejado de ser así. El liberalismo político acaba con el Estado absolutista, pero en su desarrollo económico real (capitalismo) vuelve a reproducir la ley del más fuerte, que es la que ahora prevalece en su fase de capitalismo financiero. Hoy los más fuertes constituyen una Plutocracia económica mundial y son los que dictan las normas a gobiernos y ciudadanos. Decir como algunos que lo que tenemos es una democracia da risa y más tratárnoslo de hacer creer, nos toman por imbéciles. El capitalismo financiero como dominación económica suma en sí mismo los siguientes procesos que tienden a acumular la riqueza en unos pocos y a desposeer a la mayoría: apropiación/expropiación/expoliación de la riqueza (paralela al desposeimiento), explotación de la mano de obra en beneficio de los poseedores de los medios de producción , distribución y del dinero, apropiación de todo el capital social en su beneficio, capacidad para fabricar dinero y usura (banca) y últimamente se han añadido el abuso de la especulación en los mercados, al mismo tiempo que el aumento de deuda soberana para salvar a los bancos, que es lo que ha provocado la actual crisis sistémica del capitalismo. Resumiendo en el desarrollo de la sociedad moderna se han impuesto los poderes plutocráticos a la democracia que siempre habría ser construida como poder cívico y político de la ciudadanía.
Entonces vivimos en un sistema económico injusto…
Un sistema que somete al hambre a más 1200 millones de personas y a la mitad de la población a la pobreza no puede ser justo, pero ejemplos de porqué este sistema es injusto podemos citarlos todos. Sin embargo ya es difícil ponerse de acuerdo en cuales son las causas que actúan para que lo sea, y sobretodo la pregunta del millón ¿qué podemos hacer para mejorarlo, superarlo y transcenderlo?. No es fácil contestar a esta pregunta, en la especie humana, si es que se le puede llamar especie y hay muchos que creen que no, hay tendencias enfrentadas. Por una parte tendencias a generar convivencia e igualdad y por otra a destruirla. Las visiones son económicas y políticas, pero también culturales, morales y antropológicas. De todas formas somos cada vez más los que defendemos que el desarrollo meteórico de la tecnología en los dos últimos siglos es una bomba de implosión que de no poner remedio acabará con el sistema y con el planeta. Por ello es absolutamente necesario y urgente poner regulaciones y límites a todo tipo de intercambios económicos en la globalización para que el sistema pueda ser sostenible social y ambientalmente. Lo que convierte en injusto el sistema es que las leyes que tenemos no son justas, que protegen y dan absoluta libertad a los capitales y los mercaderes que solo buscan codiciosamente el beneficio inmediato, sin importarles los destrozos que causan. Sin embargo estas leyes son cada vez más restrictivas y coercitivas con la acción cívica y política y castigan principalmente a los ciudadanos y ciudadanas que reivindican ejercer sus derechos. Y esas leyes, hay que decirlo, han sido establecidas por nuestros representantes políticos, o que en teoría habrían de representarnos.
¿Hemos llegado a un punto en el que son las empresas, los mercados, los que dominan la economía por encima de los Estados? ¿Por qué se ha llegado a esto y qué consecuencias tiene?
Bien, sobre esto hay mucha literatura y entre ella mucha superchería, en realidad casi siempre ha sido así. El Estado que conocemos se construye sobre la democracia política de carácter liberal y como algunos han teorizado tiene dos funciones principales¸ la primera y más importante es la función reproductora del propio sistema, la segunda en orden de importancia es la función de legitimación. El sistema ha de reproducir los mecanismos de dominación existentes a nivel mundial, si bien se reviste de una cara más amable en las democracias avanzadas, que mantienen una ficción ritual de procedimientos que sirve al propio sistema para legitimarse. Entre estos procedimientos el control mutuo de los tres poderes, la elección de representantes,..etc. Si lo miramos de cerca los tres poderes obedecen a un gran poder, el económico, y la representación de los intereses y razones ciudadanas apenas se da entre elección y elección. Solo una auténtica ciudadanía cívica podría controlar a los gobiernos. Los medios de comunicación y la educación, al servicio del poder constituido son medios de reproducción social y tienen mucho que ver con esto, han creado una cultura de súbditos o de consumidores, nunca de ciudadanos y ciudadanas participativos.
Sí los gobiernos siguen gobernando al dictado de los poderes económicos, la prueba más fehaciente de ello es en Europa el Tratado de Lisboa redactado por la comisión y los lobbies económicos de Bruselas y aprobada por los 27 equipos de gobierno sin ninguna participación ni aprobación siquiera de la ciudadanía.
¿Las consecuencias? En ATTAC no hacemos más que denunciar la degradación de lo social y de la ecología debido a la actuación depredadora criminal de unos mercados a los que ningún gobierno se está enfrentando.
¿Por qué se produce la crisis?
Las crisis siempre se producen por la avaricia desmedida de algunos y el no respeto a los ritmos naturales de la economía y la sociedad. La crisis actual se ha producido en el epicentro del sistema, en EE.UU, y esto la diferencia de otras. Por esto mismo se ha extendido como un sunami al resto de países. Esta crisis es una crisis de gobernanza mundial, el capitalismo financiero globalizado no tiene regulación, se ha desarrollado meteóricamente y los estados que actúan sobre demarcaciones propias se han visto desbordados, las políticas nacionales están obsoletas por sí solas. La globalización económica solo puede regularse desde instituciones globales democráticas y las que existen no son democráticas y están al servicio de los poderes establecidos.
La regulación y control de los mercados financieros solo puede combatirse con voluntad política de los Estados unida a una necesidad de consensuar y armonizar políticas sociales que promueban el bien común, pero ante el régimen de competencia que el liberalismo ha extendido, todos compiten contra todos persiguiendo en exclusiva sus intereses nacionales. Por ejemplo ¿es tan difícil controlar la especulación? ATTAC responde, ¡no! solo habría que regular las finanzas, crear impuestos internacionales disuasorios y abolir los paraísos fiscales, pero repito no hay voluntad, los gobiernos del Mundo son hoy el brazo articulado de sus amos, la banca internacional y las corporaciones transnacionales. 

¿Por qué la minoría de personas responsables de la crisis siguen siendo millonarios y la mayoría no responsable sí se ha visto afectada?
Bien cuando hay fuerte marejada, el buque sistémico en el que todos navegamos, busca la mejor forma de afrontar la tormenta desde si mismo, la sala de máquinas del buque capitalista son los bancos y es lo que no puede inundarse sin hundir el propio sistema, representa la generación de energía necesaria para salir de la tormenta sin que el barco se hunda. ¿Cuál es el problema? Pues muy sencillo, que los bancos están en manos privadas, son los que tienen el mando real del sistema y en emergencias que significan crisis los oligarcas financieros dictan sus normas. Por otra parte su tendencia natural al beneficio inmediato a toda costa se impone en estas crisis a la de los gobiernos por equilibrar el barco, aunque ello signifique que las vías de escape que se abran puedan hacer que se inunde la sala de máquinas. Lo que habrían de hacer los gobiernos en estas circunstancias es evitar los escapes tomando el control de la sala de máquinas - regulando o nacionalizando - para poner orden y racionalizar la respuesta, pero no les interesa o no se atreven. En estas circunstancias los dueños de los bancos se envalentonan ante la indolencia política, dan un paso más y acumulan combustible (dinero)  para sus máquinas (bancos)  que extraen de la sociedad.
¿Existe la economía local? ¿Un país como España puede tomar sus propias medidas o está sometido a las directrices del sistema global?
La economía existente está globalizada y todos los países dependen más o menos de los otros, ya que los intercambios son globales. Factores económicos como las monedas y su valor, los impuestos, barreras aduaneras, condiciones laborales, sistema productivo, derechos de emisión, autonomía de la moneda y muchos otros generan procesos de competencia e interdependencia. Nadie puede tomar decisiones sin antes ver como se desperezan ese día las bolsas o el valor de las monedas en los mercados mundiales. Pero esto, que resulta obvio no quiere decir que los gobiernos no tengan autonomía en un buen número de decisiones. Por ejemplo hay gobiernos que tienen moneda propia y pueden actuar autónomamente sobre su economía apreciando o depreciando sus monedas. Es obvio que eso no rige para la Eurozona, pero Brasil ha podido por ejemplo poner una fuerte tasa a los capitales especulativos y las decisiones de fiscalidad interior, en todo caso siempre corresponden a los gobiernos. Por cierto en este tema los gobiernos de España tanto el Popular, como el Socialista se han ido cargando las diversas figuras impositivas o aminorándolas y ello también, cómo no, en competencia a la baja con otros gobiernos. Lo cierto es que al estar sometidas las reglas del juego al libre concurso de la competencia, la autonomía de los estados para efectuar políticas sociales decrece. Por ello es necesario que se constituya una autoridad reguladora mundial y se establezcan controles de capital, que permita a los estados implementar políticas económicas autónomas. De momento aquí hemos de consolidar una Europa económica y política de carácter social, pero eso está siendo un gran problema por la avaricia de los poderes económicos representados por los lobbies de Bruselas, que es a quien escuchan los gobiernos.
¿Cuál es vuestra opinión del libre mercado? ¿Qué os parece el ejemplo de Irlanda?
La doctrina del “laissez faire laissez passer” liberal contenía en sí misma una distribución del mundo, una forma de enfrentarse a las oportunidades, aquellos más capaces serían los elegidos en el mercado global. La tierra de las oportunidades era a su vez la tierra de los privilegios para los más capaces, bien fueran personas, sociedades o países. La otra cara de esta moneda es la desigualdad y el asimétrico reparto de los bienes económicos. Hoy dado que la liberalización total lleva aparejada la venta de todo en el escaparate de la globalización, se ha puesto un precio a todo producto, bien o servicio. Solo los que poseen dinero son los que tendrán derecho a los bienes generados.
Pero la globalización financiera de signo neoliberal ha significado un salto cualitativo del capitalismo. Hoy se ha creado un marco de libertad absoluta en el mercado y lo que es espectacular es la libertad absoluta en los mercados de capital. Esto crea lo que nosotros hemos llamado una economía de casino una economía especulativa, economía que mueve 90 veces más dinero en el Mundo que el que se dedica al intercambio de bienes y servicios, o sea 90 veces más que el que se dedica a la economía real que es la necesaria para que las cosas funcionen. Los especuladores han acabado trazando a los gobiernos las reglas del juego a través de la conversión de deuda privada en pública o deuda de los estados, el proceso ha sido una auténtica locura.
Irlanda, Portugal, Grecia o España son claros ejemplos de cómo han sucumbido las recetas neoliberales después de haberse generado durante una década un crecimiento insostenible basado en la burbuja del crédito, la desregulación bancaria y en el caso de Irlanda la atracción de capitales con su sistema fiscal preferencial dentro de la UE. El estallido de la burbuja inmobiliario-financiera ha arrastrado al sistema bancario Irlandés o de España a una quiebra anunciada y los ciudadanos han pagado la deuda privada de los bancos. La deuda privada se ha convertido en deuda pública y ahora los especuladores actúan sobre la deuda de los estados y los acreedores (que son los mismos o primos hermanos a veces) suben los intereses de la deuda. Y mientras tanto Europa una entelequia económica.
En la época de supuesta bonanza de España (1995-2007 aproximadamente) el déficit presupuestario se saneó, pero el déficit social, con pobreza y desigualdades, seguía siendo mucho mayor que la media de la UE. ¿Por qué que la economía de un Estado vaya bien no significa que su población sea menos pobre?
Esto lo saben bien en mi pueblo, se llamaba la teoría del pollo. Algunos decían “Aquí todo el mundo come pollo” sin embargo hay que añadir que unos se comían los muslos y pechugas, otros las alas, cuellos y órganos y otros “recogían las plumas”. El PIB es el indicador macroeconómico vigente que da a entender que un país es rico y esto se combina con la RPC, renta per cápita, que mide la media aritmética de los ingresos, pero estos indicadores macroeconómicos no miden las desigualdades ni el hambre ni la pobreza. Tampoco, dicho sea de paso, son indicadores necesariamente de calidad de vida.
No obstante, en España es cierto que los salarios son bajos y el gasto en protección social ha venido siendo inferior al de la media de la UE, situándose en este momento 4’5% puntos por debajo asimismo también ha sido menor la presión fiscal, que se sitúa hoy un 6’5% por debajo de la media de la UE. Agravado todo ello con una realidad aplastante y es que el 84% de los ingresos fiscales provienen de las rentas del trabajo, y solo una cuarta parte de las del capital.
¿Cuál es, en vuestra opinión, la alternativa justa a este sistema?
Mucho ha de cambiar la economía, la política y la sociedad para poder hablar de justicia. El mundo está asimétricamente globalizado y esta cáscara democrática esconde en su interior una aristocracia o plutocracia del dinero. El ejercicio del Poder de los poseedores del dinero es tiránico y no mira la degradación social y ecológica que va generando. Falta proyecto político democrático que se proponga en primer lugar poner reglas al mercado y en segundo lugar profundizar en la democracia fomentando una ciudadanía informada, cívica y participativa que sea capaz de establecer un control sobre las instancias de poder y sobre el ejercicio del gobierno. Esto está por construir y ATTAC pretende adquirir una responsabilidad junto a otros actores sociales y políticos en este proceso, ser germen de ello, germen de auténtica democracia, que para nosotros ha de ser una democracia radical republicana y no la democracia liberal que hoy tenemos. La alternativa es más y mejor democracia.
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